dilluns, de gener 08, 2007

De la misma opinión....

Talibanes en todas las latitudes
Los márgenes de la política española son cada vez más estrechos de tal forma que la gente con libertad de pensamiento no encuentra acomodo entre tanto fundamentalismo. La cosa funciona con un mecanicismo insoportable: mientras se asumen la totalidad de las disposiciones de quien se ubica en el liderazgo ubicado en las mismas coordenadas de pensamiento, las posibilidades de ser sacralizado son proporcionales a la repercusión de los planteamientos asumidos.

En cuanto no se comulga con la totalidad de la doctrina, la conclusión evidente es que se ha producido un acto de traición. Todos estos talibanes de sacristía, que maldicen o bendicen en función de que se diga lo que quieren oír, son de una miseria intelectual que produce un agotamiento difícilmente soportable. Son tan previsibles que aburren. NO hay nada creativo en sus insultos de patio de colegio. Están colgados de las perchas de los partidos sin capacidad de presentar alternativas a errores que no pueden reconocer, aunque sean de manual. Tienen un sistema de cooptación por la sumisión que anula toda libertad de criterio. Y como ellos se apuntalan en la corrupción intelectual que determina que no hay adhesión sin premio, su descalificación del discrepante siempre va sumida al infundió de que se vendió quien se atreve a elegir un criterio propio que alguien siempre le sabrá agradecer.
La independencia de pensamiento es tan sospechosa que tienen que negarla por sistema, de tal forma que las conductas contradictorias con la propia conveniencia se invalidan por considerar que nunca hay un sentimiento noble que pueda guiar criterios que no comparten; todos tienen que estar sometidos a un tráfico económico que trasmute toda convicción en un servilismo interesado.
La gente normal, la que considera que a veces se puede coincidir con un liderazgo y otra discrepar, está saliendo huyendo de la política entendida como una secta de la que nunca se puede desentonar y cuyos códigos más abyectos sostienen que las posiciones contrarias son interesadas y las propias gratuitas, en una ecuación que se rompe al suponer que los mercenarios solo habitan en el universo contrario.
Personalmente cada vez me divierte más la provocación de poder escribir todo lo que se me antoja independientemente de la ubicación política de los personajes públicos. La mayor satisfacción la produce la constatación de que hay disminuidos intelectuales en todas las latitudes, que se entregan a la política como los hinchas más desesperados, que no entienden la vida al margen de la adrenalina que liberan insultando a los jugadores del equipo contrario. A todos estos talibanes que necesitan convertir en dios infalible a su jefe de filas y demonizar al adversario, sin reconocerle ninguna capacidad de virtud, va dedicado este articulo, agradeciendo a que la bilis que destilan cada día me haya aliviado la obligación de discurrir un artículo dedicado a cosas transcendentes.

La mayor satisfacción que puede tener un periodista es la constatación de que le insultan desde todos los rincones del espectro político. Cuando se tiene la fortuna de que disparan desde las filas de Rajoy y también desde las de Rodríguez Zapatero, uno tiene la inmensa satisfacción de que pensar que está acertando. Ahora cualquier idiota, de derechas o de izquierdas, tiene acceso a una cuenta de Internet. Un cordial saludo a todos estos fundamentalitas con el ruego de que lo sigan siendo, porque si no, no se de que ibamos a esribir algunos días.
De: Carlos Carnicero